Reproducimos la aportación que hicimos para la revista «El correo del Colegio» (Colegio Español-Roma) ampliada con las citas y comentarios que no se podían incluir en dicha publicación para respetar su línea y diseño habitual. Recuerda que puedes ampliar, corregir, señalar y aportar ideas sobre este tema a través de los comentarios. Hablamos de la razón de ser de este blog; así que cualquier sugerencia es bien recibida.
Calificar como una «revolución de las comunicaciones» lo que ha significado el fenómeno de «Internet» en los últimos años no supone ya ningún tipo de asombro. Todos captamos este fenómeno como un «cambio radical» y por si todavía quedaban dudas, ahí van los últimos datos del informe Digital life 2006 de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones – Organismo de la ONU):
«Los medios de comunicación digitales ya son los más utilizados entre la población mundial, que le dedican más horas semanales que a la televisión, la radio, los periódicos o el cine. Según los datos del organismo técnico, los menores de 18 años dedican a los medios digitales una media de 14 horas semanales, mientras que para la televisión reservan 12 horas; para la radio, 6, y para los periódicos, revistas y cine, dos horas. Entre los de 18 a 54 años, los medios digitales absorben 16 horas, mientras que la televisión cerca de 13; la radio, ocho; los periódicos, dos (entre los de 36 a 54 años sube a tres horas); las revistas, otras dos y el cine, una […]»
Continúa...
Sin querer ahogarles con otros datos, provenientes de otras muchas fuentes, les quiero hablar de un sub – fenómeno de Internet que es el verdadero culpable de esta «imposición» digital: la Web 2.0
«El concepto original de la web (en este contexto, llamada "Web 1.0") era páginas estáticas HTML que no eran actualizadas frecuentemente. El éxito de las punto-com dependía de webs más dinámicas (a veces llamadas "Web 1.5") donde los CMS servían páginas dinámicas creadas al vuelo desde una actualizada base de datos. Los propulsores de la aproximación a la Web 2.0 creen que el uso de la web está orientado a la interacción y redes sociales, que pueden servir contenido que explota los efectos de las redes con o sin crear webs interactivas y visuales. Es decir, los sitios Web 2.0 actúan más como puntos de encuentro, o webs dependientes de usuarios, que como webs tradicionales».
Por si te pierdes en esta descripción que hace la wikipedia te cuento que se trata de una explosión de «intercomunicación»: se genera la información para compartirla, mejorarla en colaboración con otros y facilitar así el interés y la utilidad de la misma para un grupo amplio de personas. Lo de las técnicas que se usan es lo de menos; lo importante es que este concepto nuevo de «web», ha permitido que mucha gente acceda a la información, que participe en su tratamiento y se desarrolle el trabajo «colaborativo» (groupware). El mejor ejemplo es la propia wikipedia, una enciclopedia hecha por todo el que quiere y que hoy tiene más de 5.181.000 de artículos. Quizá pienses que eso le resta calidad; pues ahí está la gracia ya que se ha demostrado como una forma rigurosa de crear contenidos:la revista científica Nature declaró a la Wikipedia en inglés casi tan exacta como la enciclopedia Britannica en artículos científicos. A este sub – fenómeno se le ha llamado también la «blogosfera» porque es a través de los blogs como se entra en el mundo de la Web 2.0.
A estas alturas te estarás preguntando: ¿pero qué tiene que ver esto con la teología? A eso vamos. La mayoría de las disciplinas científicas se han dado cuenta que tenían que rebasar los ámbitos estrictamente académicos y entrar en el mundo de las «redes sociales». Eso les ha ayudado a crecer y al socializar el objeto de su estudio han encontrado nuevas formas de explicarlo y de encontrar potenciales investigadores. En España tenemos buenos ejemplos como Psicoteca, Hispaciencia o Neofronteras. Pero a la Teología le cuesta entrar: todavía no encontramos presencia científica de calidad, ni una red de blogs especializados y ni siquiera, la apertura de las Facultades a Campus virtuales, que fue la puerta de este fenómeno para muchas disciplinas: en España tenemos sólo dos diplomaturas de ciencias religiosas on-line: Institut Superior de Ciències Religioses y la de la Universidad católica de Murcia. A esto hay que añadir que muchas personas, en consonancia con una forma ya «habitual» de acceder a la información, se esfuerzan en encontrar entre las otras redes ya existentes, contenidos teológicos, pero la mayor parte de las veces no encuentran nada o se les ofrece como contenido científico, la gran cantidad de «superchería» religiosa que existe en la red.
Creo que la «blogosfera» es el ámbito por el que estábamos suspirando desde hacía mucho en Teología: hace años nos parecería una gran oportunidad contar con estos espacios al que acceden millones de personas y dónde lo único necesario para participar es generar contenidos para socializarlos. ¿Se acuerdan de experiencias como los «foros de Teología», los grupos de estudio bíblico, "Encrucillada"…?
Entrar en la Web 2.0 no significa renunciar a un método, ni a contenidos científicos, ni a un estudio serio. Al contrario, significa hacerlos accesibles y un «encuentro» con potenciales teólogos que jamás tendrían contacto con esta ciencia si no es a través de la red. Pocos serán los que vengan a aprender Teología «sistemática» a nuestros centros de estudio, pero muchos podrán beneficiarse de un tratamiento científico de lo religioso si la Teología se adentra en este «fragmento» de la blogosfera. Y ya viene Internet 2… pero eso lo dejamos para otro día.
1 comentarios :
Me ha gustado mucho esa ponencia sobre la Blogosfera, algo que no conocía en absoluto, es muy acertada y nos acerca a todos a los tiempos actuales. Pero me has dejado con una duda, ¿puede llegar a haber una Web 3.0?, ¿puede llegar a haber mas interacción entre la red de redes?, como lo has dejado en puntos suspensivos, ..., Bueno Juan Jesus espero que sigas Ilustrándonos a todos con mas detalles nuevos sobre nuevas tecnologías. Un abrazo y felicidades por ésta maravillosa página.
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