domingo, 28 de enero de 2007

Por una teología más modesta y concisa

Posted by Domingo García  |  at   18:24


He traducido un par de posts del foro "Faith and Theology" que me parecen muy interesantes. El primero es una cita, que habla de la modestia de la teología; el segundo está tomado del blog de Aaron Ghiloni y aboga por una Dogmática "mucho más breve". Para situarlo en su contexto, hay que saber que en blogs teológicos de EE.UU. se ha puesto de moda hacer listas de proposiciones teológicas. En este post, Ghiloni aboga por una única proposición: menos verborrea.


“[La teología] ha sobrepasado a menudo su objetivo y ha degenerado en mera repetición de las mismas frases vacías…. A veces parecía partir de la idea de que puede contestar todas las preguntas y resolver todos los problemas. Muchas veces le ha faltado modestia, ternura, y simplicidad. Esto es aún peor en la medida en que lateología tiene que ver con los problemas más profundos y entra en el contacto con las fibras más delicadas del corazón humano. Más que cualquier otra ciencia, tiene que asumir de la advertencia de ‘no estimarse más de lo que conviene' (cf. Rom. 12:3). Es mejor decir con honestidad que una cosa no está clara, que hacer una suposición incontrolada.”

Herman Bavinck, Reformed Dogmatics 1 (Grand Rapids: Baker, 2003), p. 605.



En el Prólogo a la segunda edición de La Fe cristiana, Schleiermacher parece justificarse al explicar que la versión de 1830 será más larga que la ofrecida en 1821. Le habría gustado hacerla más breve. Tenía esperanza en algo que él creía que sería posible en el futuro - escribir "una Dogmática mucho más breve”

Décadas más tarde, Karl Barth, escribió su propia Dogmática. Catorce volúmenes y el trabajo estaba sin acabar. Parecía que la "Dogmática mucho más breve” tendría que esperar. La tendencia continúa hoy. En el Prólogo al descomunal "Ser Cristiano", Hans Küng comenta que “un libro así podría y, en realidad, debería ser el trabajo de una vida.” Evidentemente no lo era; le siguieron dos tomos de similar tamaño, completando así la trilogía de Küng.

He aquí mi única proposición sobre los libros de Teología:

¡ Son demasiado largos !

Si no puedes decir lo que tienes que decir en menos de 200 páginas, para de escribir y empieza a pensar en el segundo tomo. Si su libro empieza a parecerse a una lista de embargos, empieza a borrar cosas.

En menos de 150 lúcidas páginas George Lindbeck pudo escribir uno de los libros más influyentes de los últimos 25 años. Kevin Vanhoozer no estaba de acuerdo y en más de 450 prolongadas páginas nos dijo precisamente por qué. El libro de Vanhoozer es bueno pero demasiado largo. En cambio, el libro de Lindbeck es excelente y nos deja con ganas de más.

La teología tiene un problema de obesidad; nosotros hemos consentido en engordarla durante demasiado tiempo. He aquí mi esperanza para “una Dogmática mucho más breve”


Y tú, ¿qué opinas de todo esto?

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Sobre el autor

Blog del departamento de Teología del Istic

2 comentarios :

Unknown dijo...

Pues me parece muy interesante la cuestión que haz sacado y, aunque es un tema difícil, creo que vale la pena pensar un poco sobre esto. Me parece muy interesante lo que dices si pensamos en divulgación teológica o en teología aplicada, sobre todo si tenemos en cuenta que en este terreno cualquier ciencia renuncia a desarrollos extensos y demasiado densos. Pero me parece más difícil si pensamos en el terreno académico y en algo tan amplio como la Dogmática. Y no porque no esté de acuerdo con el primer post sobre la "humildad" en Teología, sino porque pensar en el conjunto de la Dogmática es toparse con tal inmensidad que quizá el atrevimiento sea el querer escribir sobre ella en general. Este problema lo tenemos desde el principio de la Teología como ciencia y quizá se deba a su carácter especulativo y al objeto de estudio. Lo cierto es que, efectivamente, las "Dogmáticas" son grandísimas, monumentales. Pero puede que no sea posible hacerse de otro modo. Normalmente un autor tiene una intuición y un método que intenta aplicar a cualquier dimensión de la dogmática para intentar verificar así, la utilidad o bondad de esa intuición. Y claro, así salen los desarrollos que salen. Pero ¿se puede renunciar a esto? No lo sé. Dado el carácter y la metodología teológica, las intuiciones cobran "carta de ciudadanía" al ser sistematizadas y aplicadas y me imagino que para un teólogo dogmático será muy difícil no intentarlo. Está claro que hablamos de profesionales de la Teología, no de profesores que hacen sus manuales... En cambio si veo más claro que en la Teología si se da una inflación innecesaria a causa de lo que podríamos llamar: "aislamiento fundamental o científico". Me refiero a esa manía que se tiene en Teología de no admitir desarrollos o intuiciones anteriores de otros científicos(teólogos) o del concenso en otras disciplinas teológicas y tener que verificar en cada discurso desde los fundamentos hasta lo apropiado de los instrumentos o del método. Esto se ha agudizado con el declive de las "Escuelas". Es como una ausencia de conocimiento colaborativo que sí se da en otras ciencias pero que en la Teología se rechaza. Aquí siempre hay que empezar de cero y justificar hasta lo ya admitido en cualquier ambito teológico. Esto hace que gastemos unos esfuerzos tremendos y quizá inútiles y que se tenga esta sensación de repetir y repetir, de caminar siempre sobre terreno ya pisado y de que no se avanza en el conocimiento científico. ¿Cómo es posible que en un tratado de Escritura se den muchos aspectos que se vuelven a repetir en el de Teología Fundamental y nuevamente en la parte fundamental de otros tratados de Dogmática? Pues esto mismo pasa en las obras de muchos dogmáticos y cada vez que lees una, tienes la sensación de que se repiten cosas que ya están en otras publicados y se vuelven a repetir en la siguiente que lees. Es como estar descubriendo siempre los principios, los métodos y a veces, hasta las conclusiones.
Repito que estoy hablando de la teología profesional no la de divulgación. Esta distinción es difícil porque el teólogo sabe que tiene una misión pastoral, pero una "Dogmática" no creo que se pueda considerar una obra de divulgación o para el cristiano que tiene que formarse pero que no se dedica especialmente a esto.
No sé si se puede solucionar esto o si se puede desarrollar la dogmática de otra forma, pero me parece que si se diera esta especie de "concenso científico" se harían obras más ajustadas a la teoría propia o a lo más esencial de un desarrollo original. ¿Sería cuestión de renunciar a hacer "Dogmáticas"? Quizá. El trabajo de un profesional de la Teología ¿tiene que desembocar en una "Suma" o "Sistemática" del todo? Como ves Domingo, hago el comentario para proponer más preguntas que ofrecer respuestas claras, pero me parece tan interesante lo que planteas que me gustaría debatir más sobre esto. Y para acabar, una más: Si lo que un teólogo propone para el avance de esta ciencia no debe ir envuelto en una argumentación omniabarcante ¿se podría pensar que lo máximo que se debería proponer a este nivel de teorías globales o de síntesis de madurez, son las famosas "introducciones o esencias del cristianismo"? o dicho de otro modo: salvo que uno quiera hacer un manual o tratado para alumnos, estilo Suma Teológica, sirven de algo los desarrollos abultados que por el mismo objeto de estudio siempre van a resultar pobres y pretenciosos? Todo esto que he dicho es sobre las "dogmáticas" en general; sobre el resto de los libros de Teología estoy completamente de acuerdo: ¡sufren de obesidad!

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