sábado, 18 de noviembre de 2006

Un giro inteligente...

Posted by Unknown  |  at   10:56

Nuestro amigo Pablo Garzón nos envía esta aportación:

“Inteligente giro en la actuación de los PRO-VIDA de USA” es un extracto de un artículo publicado en el año 1998 en la prestigiosa revista First Things (Cosas prioritarias). El original americano está firmado por Paul Swope, presidente de LifeNetServices (Red de servicios a la vida) y Director de la Caring Fundation (Fundación Humanitaria).
Os lo presentamos en “Recursos Teológicos” por su interés de fondo, aunque tenga ya más de ocho años. En él se muestra de manera sistemática la lucha interior de valores y contravalores de una mujer que ha tenido un embarazo no deseado, el conflicto de intereses que desencadena en muchos casos la decisión dramática de acabar con la vida de su propio hijo. A la vez, en el estudio se presentan las diversas campañas de concienciación que han llevado a cabo los PRO-VIDA USA, antes y después de estos descubrimientos, y el porqué del cambio.
El total del artículo y su claridad expositiva puede ayudarnos mucho a entender porque en vez de retroceder la cifra del número de abortos no cesa de incrementarse.

Continúa...



UN INTELIGENTE GIRO EN LA ACTUACIÓN DE LOS PRO-VIDA DE USA

Introducción:
“Durante veinticinco años, el movimiento Pro-Vida ha estado dando la cara en defensa del principio quizá más crucial de toda sociedad civilizada, esto es, la santidad y el valor de toda vida humana. Sin embargo, ni la profundidad y magnitud de la causa, ni la honradez de los que trabajan en su apoyo se traduce necesariamente en una acción eficaz. La reciente investigación sobre la psicología de las mujeres partidarias de la elección (las pro-choice: o pro-elección libre de abortar) permite comprender bien por qué el movimiento Pro-Vida no ha sido tan eficaz como podría haber sido en la tarea de persuadir a las mujeres de que escojan la vida; ofrece también oportunidades de mejorar de forma espectacular el alcance y la influencia del mensaje pro-vida, especialmente entre las mujeres en edad fértil”.

//Se exponen a continuación los puntos más importantes del artículo, basados en la investigación llevada a cabo://
1. Las mujeres modernas no ven la cuestión del aborto dentro del mismo marco moral en que lo ven los activistas pro-vida.
2. Nuestro mensaje no se recibe bien por esta audiencia porque hemos cometido el error de dar por supuesto que las mujeres, especialmente las afectadas por el trauma del embarazo no deseado, responderán positivamente a los principios que nosotros vemos como evidentes en nuestro marco moral, y hemos presentado nuestros argumentos de acuerdo con ellos. Un error de cálculo que ha lastrado fatalmente la causa pro-vida.
3. La importancia de nuestra misión y el imperativo de ser eficaces exige que escuchemos, que comprendamos, y que respondamos a las auténticas preocupaciones de las mujeres que con toda probabilidad elegirán el aborto.
4. La importancia de un nuevo enfoque ha quedado clara a la vista de los resultados de la pionera investigación promovida por la Fundación Humanitaria, un grupo que presenta el mensaje pro-vida al público por medio de la Televisión.
// El autor acude aquí, como imagen útil, aunque pueda ser discutible, a los estudios sobre los dos hemisferios del cerebro derecho e izquierdo, para transmitir la diferencia entre el pensamiento racional, lógico, analítico (propio del hemisferio izquierdo) que controla el aspecto emocional, intuitivo, creativo de la persona. El estudio del hemisferio derecho desvela las razones emocionales subyacentes que nos llevan a tomar decisiones particulares y a mantener ciertas convicciones. Este aspecto tiene obvias aplicaciones –según el autor—“a una cuestión como la del aborto, ya que una mujer presa de un embarazo crítico ciertamente no resuelve la cuestión de un modo frío, lógico, al modo del hemisferio izquierdo”//

La técnica utilizada en esta investigación, por un líder nacional en su uso (que la ha utilizado en grandes empresas, por ejemplo, Toyota, General Motors, Coca.Cola, e incluso en el Departamento de Defensa de USA), consiste en una serie de entrevistas a fondo, que utilizan la visualización, la repetición, y el relax para evocar respuestas emocionales a un determinado asunto, profundamente asentadas. Los resultados de estos estudios (entre 1994 y 1997) pueden aceptarse a un nivel de confianza del 95%.
Uno de los objetivos de la investigación fue el de responder a la desconcertante pregunta que se hacen muchos pro-vida: ¿Cómo es posible que las mujeres y el público en general se sientan satisfechos oponiéndose al aborto personalmente, y al mismo tiempo opinen que debe seguir siendo legal?
Esta absurda postura, contradictoria, lleva a pensar que lo que necesita la gente es que se le muestre con mayor claridad que el feto es un bebé. Dan por supuesto que si se comprende la humanidad del niño no nacido, el imperativo moral de que “matar a un niño es malo” brotará espontáneamente y las mujeres optarán por la vida del no nacido. Tal postura ha enmarcado mucho de la argumentación pro-vida durante dos décadas, con un escaso y frustrante impacto.
”La nueva investigación muestra por qué el enfoque tradicional ha tenido un efecto tan minúsculo y lo que puede hacerse para cambiar las cosas”, afirma el autor.
Dice que el informe sumario del estudio lleva este “enigmático” título: “Aborto: el menor de tres males. Para comprender la dinámica psicológica de la afectividad femenina respecto al aborto” (How Women Feel about Abortion).
No creen que resulte ningún “bien” de un embarazo no deseado y perciben como “males” estos tres: la maternidad, la adopción y el aborto. Según este estudio, se describen a continuación las siguientes posturas de las mujeres de hoy en los Estados Unidos.
El embarazo no deseado representa una amenaza tan grande para estas mujeres que lo perciben como equivalente a una “muerte del propio yo”.

Aunque la mujer comprenda racionalmente que no es literalmente su muerte, su reacción emocional, subconsciente, ante el hecho de llevar a término su embarazo es que su vida “habrá terminado”.
Esto ocurre porque muchas jóvenes de hoy día han desarrollado una identidad propia en la que, sencillamente, no entra el ser madre.
Incluye el ir a la universidad, conseguir un título, obtener un buen puesto de trabajo, incluso casarse algún día, pero la imprevista intrusión de la maternidad se percibe como una completa pérdida de control de sus presentes y futuras personalidades (o “yoes”, selves).
Hace añicos su sentido de quiénes son y de qué serán y por ello paraliza su capacidad para pensar más racionalmente o con mayor realismo.

Por tanto, cuando estas mujeres están sopesando la decisión de abortar, no formulan el problema, como podría hacerlo un pro-vida, en estos dos radicalmente nítidos términos:

“O me comprometo a sobrellevar un penoso embarazo...
... o destruyo la vida de un niño inocente”.

En lugar de ello, perciben su opción como la de:

“O se termina mi vida...
... o se termina la vida de este nuevo niño”

Desde esta perspectiva, la opción por el aborto se convierte en una opción de “auto-supervivencia”, que es una postura mucho más defendible, tanto para la mujer misma que decide abortar como para los que apoyan su decisión.

Incluso aquellas mujeres que probablemente elijan la vida más que el aborto, lo hacen no porque entiendan de embriología o tengan un mayor cariño a los niños, sino porque tienen un sentido más amplio y menos frágil de su yo, y pueden incorporar mejor la maternidad en su auto-identidad.

Lamentablemente, la adopción se considera como la “peor” de las tres opciones, ya que se la concibe como un modo de “doble muerte”.
- En primer lugar, la muerte del yo, pues la mujer tendrá que aceptar la maternidad llevando a término su embarazo. Después, la mujer no sólo será madre, sino que se percibirá a sí misma como una mala madre, una madre que entrega a su hijo a unos extraños.
- La segunda muerte es la muerte del niño “por abandono”. Una mujer sufre la preocupación de que se abuse de su hijo. Y luego se angustia ante la incertidumbre del futuro del niño, y por la posibilidad de que el niño vuelva a inmiscuirse en su propia vida muchos años después.
Básicamente, una mujer quiere desesperadamente una solución a su crisis y, en su mentalidad, la adopción deja totalmente irresuelta su situación, con incertidumbre y sentido de culpabilidad, en lo referente a sí misma y al niño. Por mucho que nos guste que las mujeres hagan suyo el eslogan “Adopción, Aborto No” (“Adoption, Not Abortion”), este estudio sugiere que enfrentar la adopción contra el aborto, hace de la adopción la inevitable perdedora.
La actitud de estas mujeres ante el aborto es sorprendente. En primer lugar, la totalidad de los grupos de mujeres involucradas en el estudio (ninguna de las cuales eran activistas pro-vida y todas ellas se calificaban a sí mismas como “pro.choice” –partidarias de la opción a abortar--) estaban de acuerdo con que el aborto es un asesinato. Aunque esto es algo que, sin duda, está “escrito en el corazón humano”, el haber hecho de ello una arraigada convicción se debe también a la perseverante tarea educativa del movimiento pro-vida. En segundo lugar, las mujeres creen que el aborto es un mal y que Dios castigará a la mujer que opta por el aborto. En tercer lugar, sin embargo, estas mujeres piensan que Dios las perdonará en el último momento porque es un Dios misericordioso, y porque ellas no querían quedar embarazadas y, finalmente, porque una mujer en tamaña crisis no tiene una verdadera opción, ya que, tal como lo ven, la mujer se juega ahí la totalidad de su vida.
De hecho, aunque el aborto se considera un mal en sí mismo, a la mujer que tiene que tomar esa decisión se la ve como valiente porque ha tomado una dura pero necesaria decisión para sacar adelante su vida.
Fundamentalmente, se considera al aborto como el menor de tres males porque se considera que ofrece a la mujer la mayor esperanza de preservar el sentido de ser ella misma, de su propia vida.
Es por ello por lo que las mujeres se sienten protectoras de la mujer que aborta y de su “derecho a elegir”, y profundamente resentidas ante el movimiento pro-vida, que conciben como inhumano y sentencioso.
Hay que percatarse de que las principales preocupaciones en cualquiera de las tres opciones giran en torno a la mujer, y no al niño por nacer. Esto ayuda a explicar el atractivo de la retórica de la “elección” (choice). Lleva a pensar que las mujeres en crisis todavía poseen algún control sobre su futuro, y permite que mujeres que no son partidarias del aborto tiendan a compadecerse de otras que padecen crisis.
Este modo de comprender a fondo el tema, hizo ver otra fuente fundamental de la sensación de frustración y fracaso en el movimiento pro-vida. Un cuarto de siglo realizando encuestas ha mostrado una y otra vez que la mayoría de los americanos se oponen a la mayoría de los abortos, y que las mujeres son algo más pro-vida que los varones. Sin embargo, los americanos, cada vez más, prefieren ser etiquetados como “pro-choice” a serlo como “pro-vida”, y a los activistas pro-vida se los ve como peligrosos extremistas. ¿Se debe ello sólo a la influencia sesgada de los medios de comunicación? ¿Por qué el movimiento pro-vida no ha sido capaz de construir sobre el innato sentimiento pro-vida que anida en el común de las personas, y puede que incluso esté perdiendo terreno en la palestra de la opinión pública?

Los resultados de este estudio llevan a pensar que la dificultad para ganar el apoyo público no se debe por completo a un tratamiento injusto de la cuestión por parte de los medios, aunque tal tratamiento haya, sin duda, jugado un importante papel. Los eslóganes elegidos por el propio movimiento pro-vida y sus presentaciones educativas han tendido a exacerbar el problema por centrarse casi exclusivamente en el niño por nacer, no en la madre.

Esto tiende a crear resentimiento, no simpatía,
especialmente entre las mujeres de edad fértil.

No resulta sorprendente que, en el movimiento pro-vida, los primeros en darse cuenta de la necesidad de un enfoque diferente hayan sido los que precisamente atienden a mujeres en crisis. Cuando comenzaron a expandirse por todo el país los centros de acogida de mujeres en crisis de embarazo, escogieron nombres como, por ejemplo, “Hogar para los peques” o “Servidores de la Nueva Vida”. Hoy día, podrán encontrarse nombres como “Al cuidado de la mujer”, o “Faro para mujeres”.

En contraste, consideremos el conocido eslogan pro-vida “El aborto para un corazón que late”. Aunque ésta pueda ser una eficaz frase entre los pro-vida, su efecto en una mujer joven en crisis, probablemente sería:

1) Provocar su furia contra el mensajero (los pro-vida)
2) Confirmar su convencimiento de que los pro-vida ignoran su vida y su situación.
3) Aumentar su rechazo y su desesperación.

Si el objetivo pro-vida es disminuir el número de abortos y no solamente proclamar un hecho objetivo, hemos de preguntarnos si tal mensaje no cabe que sea, quizá, contraproducente.

Cuando una mujer afronta un embarazo no deseado, su principal pregunta no es “¿Es esto un niño?”, Con la consiguiente consecuencia de que, si sabe que es así, optará por la vida. Las mujeres saben, aunque frecuentemente a un nivel subconsciente, que el feto es humano, y que el aborto lo matará. Pero ése es el precio que una mujer en tal situación está dispuesta a pagar en su desesperada lucha por lo que cree ser su mismísima propia supervivencia. Poner el énfasis en los bebés, ya sea mostrando fetos desmembrados o felices niños recién nacidos, tiende a hacer más profundo el sentimiento de rechazo, de soledad, de desesperación, las emociones que precisamente la llevarán a elegir el aborto.

Su pregunta central, quizá subconsciente, es más bien “¿Cómo puedo preservar mi propia vida?”. El movimiento pro-vida debe acercarse a ella teniendo en cuenta su modo de ver la cuestión y de un modo compasivo que apoye sus íntimas convicciones. Sin estigmatizar ni condenar, los pro-vida deben ayudar a una mujer para que reconsidere lo que ella percibe como los tres “males” que se le han presentado.
Como ejemplo de cómo puede ponerse esto en práctica, la Fundación Humanitaria proyectará dos “spots” o espacios publicitarios contrapuestos en un determinado mercado televisivo. Uno de ellos ofrece la actuación ejemplificadora de una mujer que sabe identificarse con las preocupaciones de la audiencia a la que se dirige, pero que ha optado por la vida y lo presenta de una forma positiva; el otro, enmarcado también en la perspectiva femenina, presenta el aborto como una solución negativa de su crisis.
Uno de los spots en pro de la maternidad es como sigue:
SPOT 1.
(Una mujer está frente a una bonita casa, rastrillando hojas caídas. Se despide de su hija, y se vuelve hacia la audiencia)

“Yo tenía dieciséis años cuando descubrí que estaba embarazada de Carrie. No estaba casada y estaba realmente asustada. Ya saben, algunos dicen hoy que debía haber abortado, pero nunca se me ocurrió que tuviese esa opción, sólo por no ser conveniente para mí. Eh, que no soy ninguna mártir, pero es que realmente no puedo creer que tuviese esa opción después de estar embarazada. Piensen sobre ello”

Aunque este spot no es siempre muy popular entre los activistas pro-vida, las encuestas mostraron que es extremadamente eficaz con mujeres jóvenes. Y ello se debe a que presenta un modelo que es cercano y creíble, y el mensaje subliminal del spot (la bonita casa, la buena relación con la hija, la imagen de control que da la mujer que está de pie con el rastrillo en la mano, cuidando su propio jardín), todo ello refuerza el mensaje de que esta mujer es, de hecho, una especie de mártir porque ha tomado una difícil decisión pero “ha sacado su vida adelante”. El spot ofrece sutilmente la precisa clase de resolución que una mujer en crisis de embarazo busca desesperadamente y a la que, con demasiada frecuencia, se engaña haciéndole pensar que el aborto es lo que le proporcionará la resolución del problema.

Un spot que disuade más directamente del aborto es el siguiente:
SPOT 2.
(Una mujer se levanta de su cama; el reloj marca las 3.00 de la madrugada. Se dirige a la ventana, mirando fijamente a la lluviosa noche. Está de pie, en silencio, cuando se oye “en off” la voz de una mujer).
“Me dijeron que no te molestaría una voz que te llamase por la noche… Que no habría regueros de cereal por la casa, ni papeles ni juguetes por el suelo. Se oye el tic-tac del reloj. Todo está en calma. Y te das cuenta de que todavía hay una voz. Si has sentido el dolor de un aborto, llama gratis al 1-800…”

En ambos casos, el centro es la mujer, alguien que ha pasado por la experiencia de un embarazo no deseado. Los spots no juzgan explícitamente; sólo transmiten experiencias vividas, con diferentes resoluciones y diferentes consecuencias.

He aquí otro eficaz spot::
SPOT 3.
(Una joven está sentada junto a una chimenea en la habitación, mirando a la cámara)
“¿Sabes?... Yo solía ser pro-choice, y de pronto me ocurrió una cosa… Tenía un niño que era mío… Cuando quedé embarazada, al cabo me di cuenta que todo lo que este pequeño estaba tratando de hacer era triunfar, sólo tener éxito, como todos nosotros. Así que todavía no puedo explicármelo todo con claridad, pero ¿por qué cuando quería el niño, aquello era un niño, y cuando no lo quería, era otra cosa? Piénsatelo”.

Una vez más, esta mujer no pretende tener todas las respuestas o encajar plenamente en el campo pro-vida. Sencillamente, comparte su propia experiencia y hace una pregunta que efectivamente desautoriza la postura pro-choice.

//A continuación, el autor se pregunta hasta qué punto han sido eficaces estos spots. Y se extiende en la descripción de los datos obtenidos de las encuestas realizadas y de las numerosas entrevistas mantenidas con las mujeres que se prestaron a colaborar en la investigación, fuese cual fuese su postura respecto del aborto, ninguna de ellas pro-vida, como queda dicho más arriba. Se recogen a continuación lo datos más importantes//.

El trabajo de la Fundación Humanitaria se originó en el Estado de Missouri, donde los spots llevan saliendo desde hace unos años. En este Estado se ha registrado la más rápida caída del número de abortos en los Estados Unidos: casi seis veces más que la media nacional. Entre 1988 y 1992 la cota de abortos cayó el 5% a nivel nacional, pero el 29% en Missouri.
Además de ese dato, recientes encuestas en la zona de Kansas City (Missouri) indican que ahí se da un espectacular incremento del sentimiento pro-vida en comparación con la región del Midwest (Oeste Medio).
Aunque una encuesta Gallup, hecha a adolescentes del Midwest reflejaba la media nacional de un 29% de jóvenes fuertemente pro-vida, otra encuesta realizada en 1999 a 7.000 alumnos, que estudiaban en 33 escuelas de la zona central de Missouri, mostraba que más del 60% de adolescentes eran fuertemente pro-vida.
También en otros dos Estados se han utilizado los spots durante algunos años, y en los dos se ha registrado una caída en el número de abortos del 40%. En Michigan, el número de abortos ha caído de 49.098 en 1987 a 31.000 en 1995. En Wisconsin, de 20.819 abortos en 1981, a 12.782 en 1995.
Se hace necesario, por otra parte, un estudio más preciso para determinar hasta qué punto la utilización de los spots televisivos pueden haber contribuido a estas cifras porcentuales, aunque es dudoso que puedan controlarse suficientes variables para llegar a una conclusión firme.
El hecho de que esta Fundación contrate a agencias profesionales e independientes de reconocido prestigio, para realizar pre-encuestas y post-encuestas, permite afirmar sin duda alguna que los spots producen un viraje en la opinión pública. Muchos centros de acogida de mujeres en crisis de embarazo comunican que son bastantes los casos de jóvenes que tenían la idea de abortar, hasta que vieron los spots en televisión.

En 1997, se realizó una campaña televisiva de trece semanas de duración, en el gran mercado de Boston, que cubrió una audiencia de 4.400.000 adultos. Se hicieron 500 entrevistas (pre- y post-), con un margen de error de 4.9% y un 95% de nivel de confianza. Hubo un giro de opinión del 7% en el conjunto de la población encuestada, lo que supone que 308.000 adultos adoptaron la postura pro-vida. ¿Se debió ese cambio a otros factores, tales como el debate que surgió ante el aborto por decapitación?
Esta pregunta fue respondida por el hallazgo de que el cambio a pro-vida se dio por entero entre los que recordaban haber visto los spots en la televisión. Y no se dio ningún cambio en la dirección pro-vida entre los que no recordaban haber visto los spots. De hecho, la sensibilidad pro-vida entre los que recordaban los spots se duplicó (de 20% en la pre-encuesta a 36% en la post-encuesta), mientras que la postura pro-choice cayó significativamente (de 33% en la pre-encuesta a 25% en la post-encuesta).
La encuesta más reciente se llevó a cabo en diciembre de 1997 en el mercado de Indianápolis, Estado de Indiana, con datos que se asemejaban estrechamente a los de Boston. En el conjunto de la población encuestada, la sensibilidad pro-vida creció de un 36% a un 45%. Entre las mujeres de menos de 45 años, la respuesta pro-vida aumentó de un 33% a un 44%.
Encuestas semejantes se han realizado en Pennsylvania, Wisconsin, Ohio, Iowa, Colorado, Missouri y Michigan. En cada una de ellas se ha registrado un viraje de la opinión pública hacia la postura pro-vida. El total de la población encuestada por las agencias contratadas llega a los 46 millones de adultos.
Debido a la eficacia probada de los spots televisivos para llegar a las mujeres, actualmente cuentan con un número 800 telefónico para ponerse en contacto con centros de acogida que ayudan a las mujeres en crisis Más de 5.000 llamadas se han recibido a través de esta vía, que proporciona a las mujeres la orientación, el consejo y la curación que necesitan después del trauma del aborto. La vía telefónica del 800 ha supuesto un espectacular avance en la cohesión del movimiento pro-vida, ya que los medios hablan continuamente de las agencias de servicio-directo y han contribuido al aumento del número de clientes (sin cobrarles nada). Y el mensaje formativo, al mismo tiempo, está llegando a millones de ciudadanos.

El testimonio directo de mujeres afectadas por estos spots es especialmente intenso y confirma la prueba aportada por los datos de las encuestas:
TESTIMONIO 1
”Me encontraba tan deprimida que apenas podía levantarme de la cama. Me era imposible acudir al trabajo. Me hacía un ovillo, y lloraba y lloraba por el aborto que había sufrido un año antes. Me sentía tan culpable y tan sola… De pronto, me llegó este spot por la televisión con un número 800, y supe que Dios se me acercaba. Llamé al número y la gente de Daybreack (Amanecer) estaba allí para ayudarme… Toda mi vida ha cambiado…Tengo una relación casta con mi nuevo novio… Estoy asistiendo a un estudio semanal de la Biblia... Mi trabajo va mejor que nunca…”

Se está elaborando una nueva ola de spots, basados en otra investigación tipo “hemisferio derecho” realizado en 1997. Así como el primer estudio se centró en mujeres jóvenes que se planteaban el conflicto de la opción, el segundo estudio incluía sólo mujeres que ya habían hecho la opción de abortar o de tener al niño. Aunque un análisis completo de este informe no tiene cabida en este artículo, un hallazgo clave fue lo que se llamó “locus of control” (a qué o quién se atribuye la causa de un hecho experimentado o padecido) o “mantener el tipo”, la propia personalidad, en la intimidad de cada mujer.

Se está probando la eficacia de un nuevo spot basado en este último estudio:
SPOT 4
(Una mujer joven va corriendo por las calles de la ciudad. Está lloviendo. Mientras sigue corriendo, sus pensamientos íntimos se hacen audibles)
“Todo el mundo me dice cuál debería ser mi actitud… No es que yo hubiese planeado quedar embarazada. No ahora. (aludiendo al encolerizado novio que se muestra en una breve escena retrospectiva o “flashback”) …¡Venga a decirme cómo debo reaccionar, qué es lo que tengo que hacer, y luego que no me vaya por ahí porque esto es verdaderamente importante! Ahora todo depende de mí… ¿Abortar?...No yo. Tengo que vivir conmigo misma… (Pausa. Conforme se aleja corriendo, el cielo se va aclarando). ¡Vamos a ganar! ¡Que sí, que lo vamos a convertir en algo estupendo!”

Los tres objetivos del spot son:
- Provocar admiración por llevar un embarazo hasta el final.
- Presentar a una mujer que es ejemplar, pero no de un modo que provoque confrontación.
- Mostrar el aborto como negativo.

Es elocuente comparar estos objetivos con los comentarios hechos por mujeres de grupos televisados, a las que se preguntaba por su reacción:
TESTIMONIO 2 (reacción a SPOT 4)
“Es lo mismo que yo en aquel momento que pasé. Frío, lluvia… Dice un montón. Es muy decidida. Me cae muy bien. Tiene un alma fuerte…
“Te llega adentro…Refleja la vida tal como es … Me impacta su fortaleza. Salvar al niño es O.K.
“Sientes el estrés que está teniendo… Te das cuenta de que no es algo feliz y maravilloso, pero ella lo sabe aguantar. Está haciendo lo mejor. Es fuerte, una mujer fuerte que se pone a correr en vez de acurrucarse en una silla con un lamento, ¡pobrecita de mí!…”

Estas respuestas indican que una campaña de spots producidos con cuidado podría reafirmar una ética “cultura de la vida”.
Utilizando un lenguaje y unas imágenes que atraigan, y no alejen, el movimiento pro-vida debe mostrar que:

- El aborto no beneficia en verdad el interés de una mujer por sí misma.
- La opción por la vida ofrece esperanza y un sentido del yo amplio y positivo.

Sin olvidar que las descripciones del desarrollo del feto e incluso las imágenes gráficas de aborto pueden seguir utilizándose con gran eficacia todavía con ciertas audiencias, especialmente con personas bien dispuestas hacia el mensaje pro-vida y como cauce para mover a la acción a los pro-vida.
Además, los medios que aquí se han dado a conocer para desarrollar una estrategia eficaz que permita llegar a las mujeres, no son necesariamente transferibles a estrategias dirigidas a que se produzcan cambios políticos o legislativos. Sin embargo, al utilizar los medios de comunicación masiva para llegar al gran público, es de vital importancia que el movimiento pro-vida enmarque de nuevo la cuestión en unos términos que sean mejor recibidos por las mujeres.
El terrible error de cálculo de las mujeres jóvenes es considerar que el aborto las hace “no-embarazadas”, que les permitirá volver a ser ellas mismas, las que eran antes de la crisis de embarazo.
Pero una mujer ya no es la misma desde el momento del embarazo, tanto si conserva al niño, como si lo mata.
El aborto puede que sea un tipo de solución, pero no la que la mujer desea en lo más profundo de su ser, ni la que preservará el sentido de su personalidad. Si los que participamos en el movimiento pro-vida sabemos ayudar a que las mujeres capten esto por sí mismas, habremos logrado mucho en la tarea de desconectar nuestra cultura de la mentalidad abortista.
Si los pro-vida están dispuestos a re-enmarcar el debate de tal modo que las mujeres afectadas por la crisis lo aprecien y lo entiendan mejor, el movimiento puede recuperar la decisiva moralidad en el espíritu del pueblo americano.

Sobre el autor

Blog del departamento de Teología del Istic

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