martes, 12 de diciembre de 2006

Laicismo o laicidad; un ejemplo vivo

Posted by Unknown  |  at   6:34

Por Pablo Garzón
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En el año 1919 aparecía publicada en el diario socialista de París «L’Humanité» una carta que un padre dirigía a su hijo. En la “laicista Francia”, este hombre de ideología socialista y de convicciones ateas trataba de explicar a su pequeño la importancia de recibir la enseñanza de la religión. Fue escrita con tanta honradez que merece ser traída a esta web.

Ciertamente os animo a su lectura aunque contrasta con lo que se oye estos días en nuestra Europa, y en España. A propósito del tema del laicismo, en la página web del Arzobispado de Pamplona -www.iglesianavarra.org- se ha publicado el análisis que Monseñor Sebastián hace del “Manifiesto sobre Constitución y laicidad” del PSOE. Igualmente permitidme que os recomiende la lectura de este análisis.

«Querido hijo:

Me pides un justificativo que te exima de cursar la religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de tus condiscípulos, y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificativo, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré jamás. No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor.

Continúa...


Cuando tengas la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre; pero, tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, y no lo serían sin un estudio serio de la religión.
Te parecerá extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre la libertad religiosa pero ¿cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute?
¿Quisieras tú, por ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?
Dejemos a un lado la política y las discusiones, y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender la historia y la civilización de los griegos y de los romanos, y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización?. En el arte, ¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen?
En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente en cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones?
Si se trata de derecho, de filosofía o de moral, ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal? —éste es el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau.
Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampère era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se entrega a fantasías teológicas. ¿Querrás tú condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios?
Hay que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; está en la base de la civilización, y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras.
Ya que hablo de educación: para ser un joven bien educado, ¿es preciso conocer y practicar las leyes de la Iglesia? Sólo te diré lo siguiente: nada hay que reprochar a los que las practican fielmente, y con mucha frecuencia hay que llorar por los que no las toman en cuenta.
No fijándome sino en la cortesía, hay que convenir en la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas. Si no estamos obligados a imitarlas, debemos, por lo menos, comprenderlas, para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas.
Querido hijo: convéncete de lo que te digo: muchos tienen interés en que los demás desconozcan la religión, pero todo el mundo desea conocerla. En cuanto a la libertad de conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de consuno los hechos y el sentido común. Muchos anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han recibido educación religiosa; su conducta prueba que han conservado toda su libertad. Además, no es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen facultad para serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad, exige la facultad de poder obrar en sentido contrario.
Te sorprenderá esta carta, pero precisa, hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación”.

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Sobre el autor

Blog del departamento de Teología del Istic

3 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Que maravilla! Sin duda se echa de menos posiciones así en el debate actual.

Anónimo dijo...

Bueno, creo que se trata de crear diálogo. Más que debatir que es lo que está ocurriendo ahora, se trataría de dialogar desde el respeto a posiciones distintas. Me ha gustado mucho, pero que mucho, la cartita del Sr. este. Aunque es antigua podría cundir el ejemplo, digo yo.

Unknown dijo...

Me alegra que les haya gustado. Creo que esta carta puede ser el reflejo del pensamiento de muchos intelectuales que conocemos, pero que no entran al diálogo porque hoy no es políticamente correcto "flirtear" con la religión. Pero todos conocemos gente, de cualquier ideología, que muestra un gran respeto por lo religioso y lo que ha significado para nuestra cultura... Como dicen por aquí, a ver si cunde...

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