jueves, 18 de enero de 2007

Zizioulas: "La primacía ha de ser diakonía"

Posted by Rubén García  |  at   21:53

«Los católicos deben tomar en serio la noción de plena catolicidad de la Iglesia local desarrollada en el Concilio Vaticano II, y deben aplicarla a su eclesiología». Ioannis Zizioulas, metropolitano de Pérgamo, analiza el debate entre católicos y ortodoxos respecto al primado en esta interesnte entrevista. En la Semana de Oración por la unidad de los Cristianos es más oportuna que nunca.

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Si hay un hijo de la Iglesia de Oriente que en los últimos años ha dado prueba de afrontar con mirada libre de antiguos prejuicios la espinosa cuestión del primado que aún divide a católicos y ortodoxos, este es Ioannis Zizioulas, metropolitano de Pérgamo, miembro del sínodo del Patriarcado ecuménico de Constantinopla. Ha sido quien encabezó la delegación constantinopolitana que vino a Roma para rendir homenaje al nuevo obispo de la Ciudad eterna con motivo de la fiesta patronal de san Pedro y san Pablo. Reconocido por todos como uno de los más prestigiosos teólogos ortodoxos, Zizioulas será el co-presidente por parte ortodoxa de la Comisión internacional de diálogo entre la Iglesia católica y la ortodoxa, que tras años de dificultades debería volver a reunirse el próximo otoño para poner en el orden del día precisamente el debate sobre el primado. Con estas premisas, no es difícil imaginar que en dicho debate los análisis históricos y las reflexiones hechas durante estos últimos años por este amable e hierático metropolitano –las mismas que expone detalladamente a 30Días en esta entrevista– serán un punto de referencia más que autorizado.

Eminencia, no cabe duda de que el problema del primado es central en las relaciones romano católico-ortodoxas. La teología ortodoxa no es monolítica respecto a esta cuestión. ¿Puede describirnos algunos criterios fundamentales de distinción entre los teólogos ortodoxos?
IOANNIS ZIZIOULAS: Hay algunos teólogos ortodoxos (en el pasado eran la mayoría) que relacionan la primacía, cualquier tipo de primacía, con la organización de la Iglesia y dicen que las pretensiones del papa relativas a su primado no tienen un contenido dogmático y que por tanto puede ser relativizado. Para estos la primacía tiene que ver con el derecho canónico, no implica a la fe. No ven ningún nexo entre el primado y la naturaleza de la Iglesia. Para ellos el oficio primacial concierne al bene esse no al esse de la Iglesia.

¿Y el otro grupo?
ZIZIOULAS: Algunos teólogos ortodoxos consideran que el primado en la Iglesia pertenece al esse de la Iglesia y que no es simplemente un hecho de orden canónico. Estos se dan cuenta de que no podemos renunciar al primado sin perder con ello algo esencial de nuestra fe. Esto demuestra que el tema del primado es un problema no sólo en relación con la pretensión del obispo de Roma sino también dentro de la misma Iglesia ortodoxa.

¿Nos puede poner un ejemplo de los argumentos del primer grupo?
ZIZIOULAS: Uno de los mayores teólogos ortodoxos, el difunto profesor Ioannis Karmiris, escribió: «A causa de la importancia política de Roma y de la apostolicidad de esta Iglesia, así como por el martirio que en ella padecieron los apóstoles Pedro y Pablo, por la pre-excelencia de sus obras de caridad, de servicio, de misión, el obispo de Roma recibió de los Concilios, de los Padres y de los piadosos emperadores –por tanto de instancias de orden humano y no divino– un simple primado de honor y de orden, como el primero entre sus iguales que presiden las Iglesias particulares». Según este modo de ver, la actual estructura primacial, incluida la primacía de la Sede romana, se debe simplemente a factores humanos y transitorios. Esto quiere decir que la Iglesia podría existir sin primacía, mientras que no podría existir sin obispos o sínodos, al ser estas realidades de derecho divino, constitutivas del esse de la Iglesia.

Los teólogos ortodoxos usan muy a menudo la fórmula “primacía de honor y de orden”. ¿Qué significa?
ZIZIOULAS: Cuando se habla de “primacía de honor” se quiere excluir el derecho del primado a ejercer la jurisdicción sobre los demás obispos. Pero es una fórmula más bien ambigua. En efecto, no parece que exista tampoco en la Iglesia ortodoxa “una simple primacía de honor”.

¿Por qué?
ZIZIOULAS: En la Iglesia ortodoxa, por ejemplo, en ausencia del patriarca o durante la vacante de su sede, no puede haber ninguna elección episcopal ni llevarse a cabo actos canónicos. ¿Puede delinearse el primado del patriarca como un simple honor?

¿Tiene otros contenidos esta fórmula?
ZIZIOULAS: La expresión “simple primacía de honor” se usa para subrayar el hecho de que todos los obispos, desde el papa pasando por los patriarcas hasta el último obispo, son iguales desde el punto de vista del sacerdocio (hieratikós).

Este es un principio tradicional tanto para los ortodoxos como para los romano-católicos…
ZIZIOULAS: Sí, pero con una diferencia fundamental: los católicos romanos atribuyen esta igualdad sólo al nivel de la gracia sacramental, que no comporta automáticamente el ejercicio de la jurisdicción (la missio canonica), mientras que los ortodoxos no hacen ninguna distinción de este tipo.

¿Considera correctas estas ideas?
ZIZIOULAS: Estas posturas parecen olvidar ciertos datos presentes en la tradición ortodoxa y también de fe: el simple y obvio hecho de que no puede haber sinodalidad sin primado. En la traición ortodoxa no ha habido nunca ni puede haberlo un sínodo o un concilio sin un protos, es decir, un primus. Por tanto, si la sinodalidad es de derecho divino, también lo tiene que ser el primado.

¿Ha tratado algún teólogo ortodoxo de resolver esta contradicción?
ZIZIOULAS: Alivisatos, por ejemplo, afirma que no es necesario que haya un protos fijo; se puede ejercer el primado por rotación. Considero esta postura muy débil: nunca en la Iglesia se ha ejercido el primado por rotación. El primado está ligado a un oficio o ministerio particular, y a una persona particular. Además, si por analogía extendiéramos la aplicación de la rotación también dentro de cada Iglesia autocéfala, esto significaría la abolición de los oficios de patriarca y metropolitano como ministerios personales y permanentes.

Otros teólogos ortodoxos recurren a la democracia en su objeciones teológicas al primado…
ZIZIOULAS: Karmiris, por ejemplo, habla de democracia como de una característica de la Iglesia ortodoxa. Identifica explícitamente la postura ortodoxa con la del conciliarismo occidental en su oposición al primado del papa: no puede haber primado en la Iglesia porque la autoridad suprema, el verdadero primus en la Iglesia es el Concilio.

Para encontrar una salida a este atolladero ha afirmado usted que durante el periodo anterior y posterior al Concilio Vaticano II se dieron nuevas perspectivas. ¿Por qué?
ZIZIOULAS: El problema que dominaba el debate durante el largo periodo que precedió al Concilio, cuando las figuras de Congar, Rahner, Ratzinger, De Lubac y otros desbrozaban el camino a la teología del Vaticano II, era si la plenitud de la Iglesia, su catolicidad, coincidía o no coincidía con su estructura universal.

Y en relación con esta cuestión miraron hacia la ortodoxia…
ZIZIOULAS: Sobre todo a la llamada “eclesiología eucarística” del teólogo ruso Nicolai Afanassieff, que formuló el axioma “donde está la Eucaristía está la Iglesia”. Lo que significa que cualquier Iglesia local donde se celebra la Eucaristía debería considerarse como la Iglesia plena y católica. Los teólogos romano-católicos recibieron el influjo de este planteamiento y, como consecuencia, en los documentos del Concilio apareció una teología de la Iglesia local.

Que se reflejó también en el debate sobre el primado…
ZIZIOULAS: Por parte ortodoxa el debate lo llevaron adelante sobre todo teólogos de origen ruso, que inicialmente vivían en París y que luego se trasladaron a América. Cuatro de ellos –Afanassieff, Meyendorff, Schmemann y Koulomzine– escribieron un libro titulado El primado de Pedro en la Iglesia ortodoxa (edición en inglés de 1973). Se planteaban la pregunta: si toda Iglesia local es una Iglesia “católica”, ¿para qué hablar de un primado universal o incluso de una “Iglesia universal”?

¿Dieron la misma respuesta a esta pregunta?
ZIZIOULAS: No. Afanassieff, por ejemplo, subraya que hasta san Cipriano la Iglesia antigua no conoce una eclesiología universal. Siguiéndole, algunos teólogos ortodoxos afirman que la Iglesia universal es sólo un fenómeno ocasional que se verifica cuando obispos y jefes de Iglesias locales se reúnen en los concilios. Si no hubiera concilios, no habría Iglesia universal. Habría sólo comunión en la fe y comunión sacramental, sin ninguna consecuencia estructural.

¿Y los demás?
ZIZIOULAS: Schmemann, por ejemplo, lo ve de otra manera. Para él la Iglesia ha conocido un primado universal de derecho divino. «El primado – escribía– es la expresión necesaria de la unidad en la fe y en la vida de todas las Iglesias locales».

¿Y Meyendorff?
ZIZIOULAS: Para él el primado era una exigencia inevitable de la existencia de la Iglesia en el mundo. «No ha habido ninguna época –escribía– en que la Iglesia no haya reconocido un cierto orden en primer lugar entre los apóstoles y luego entre los obispos, y que en este orden un apóstol, san Pedro, y luego un obispo, a la cabeza de una Iglesia particular, no ocupara el puesto de primado». Se atrevió a afirmar que «la función de este obispo es la de estar al servicio de la unidad a nivel mundial así como la función del primado de una región es la de ser factor de unidad a nivel regional».

¿Cuál es su punto de vista personal?
ZIZIOULAS: Los ortodoxos han rechazado el primado universal en la Iglesia tanto por razones no teológicas como por razones teológicas. Después del gran cisma los ortodoxos han visto el primado papal como un imperialismo eclesiástico. En los tiempos modernos, los teólogos ortodoxos en general juzgan el primado incompatible con las ideas democráticas de la sociedad moderna, dejando que sean argumentos no teológicos los que decidan sobre una cuestión teológica. Ahora bien, nos debemos preguntar si este es un modo de ver correcto desde el punto de vista de la eclesiología ortodoxa.

¿Y para el futuro?
ZIZIOULAS: Ante todo hay que tener en cuenta nuestra tradición. Como he dicho no ha habido nunca sínodos sin primados en la Iglesia ortodoxa, y esto muestra claramente que si la sinodalidad es una necesidad dogmática igualmente lo debe ser para el primado. Es lo que el conocido Canon de los Apóstoles número 34 establece explícitamente…

¿Qué es?
ZIZIOULAS: Este canon del siglo IV puede ser la regla de oro de la teología del primado. Establece que el protos es una conditio sine qua non para el instituto sinodal y que el sínodo es a su vez un pre-requisito para el ejercicio del primado.
El hecho de que todos los sínodos tengan un primado significa que también los sínodos ecuménicos deberían tener un primus. Esto implica automáticamente el primado universal. Sobre estas bases la teología ortodoxa podría estar dispuesta a aceptar el primado a todos los niveles de la estructura eclesiástica, incluido el universal. El problema que queda por discutir en el contexto del diálogo teológico entre romano-católicos y ortodoxos, es en qué especie de primado se piensa.

¿Qué tipo de primado debe excluirse para promover la reconciliación sobre este problema decisivo?
ZIZIOULAS: Los ortodoxos no pueden aceptar una eclesiología piramidal en que el titular del primado universal, en vez de estar al servicio, somete a las Iglesias locales. El primado universal puede valer sólo en relación a aquellos que componen el sínodo y nunca aisladamente, es decir fuera de una realidad de comunión.

Por qué es tan importante que todas las primacías (primacía universal incluida) deben estar ejercidas por el primado como jefe de la Iglesia local?
ZIZIOULAS: La primacía no es una noción legalista que implique la investidura de poder de un cierto individuo, sino una forma de diakonía. Implica también que este ministerio llegue a toda la comunidad gracias a la comunión de las Iglesias locales manifestada mediante los obispos que forman el concilio o el sínodo. Es por esto por lo que el primado debe ser el jefe de una Iglesia local, es decir, un obispo. Como jefe de una Iglesia local, y no como individuo, servirá a la unidad de la Iglesia como una koinonía de Iglesias plenamente constituidas y no como un collage de partes incompletas de una Iglesia universal. El primado de este modo no minará la integridad de ninguna Iglesia local.

¿Por qué no toma en consideración el papel de las argumentaciones exegéticas relacionadas con el debate sobre el primado?
ZIZIOULAS: La exégesis bíblica y la historia no son un terreno seguro para el acercamiento. Si bien es verdad que cada vez más los ortodoxos aceptan la posición-guía de Pedro entre los doce, critican seriamente la importancia especial que los católicos romanos le dan a Pedro. El difunto cardenal Yves Congar lo había visto muy bien. Escribía: «En Oriente la autoridad de la Sede romana nunca ha sido considerada como la de un monarca […]. El Cuerpo de Cristo no tiene otra cabeza más que el propio Cristo […]. Los teólogos bizantinos muy raramente remontan el primado de la Sede romana al apóstol Pedro, aunque autores prestigiosos como Máximo el Confesor o Teodoro Estudita digan a veces algunas cosas en este sentido.

En esta dirección, pues, el camino está cerrado…
ZIZIOULAS: Si esperamos que los biblista se pongan de acuerdo sobre la relación entre el papel de Pedro en el Nuevo Testamento y el primado ejercido por la Sede romana, tendremos que aplazar la unidad de la Iglesia otros mil años, o al infinito.

¿Qué le parece la propuesta de volver al modelo de relaciones que existía durante el primer milenio?
ZIZIOULAS: No me parece muy realista, sobre todo porque la Iglesia romana no está dispuesta a borrar de la historia su segundo milenio para hacer la unidad con los ortodoxos.

Según usted, ¿cuál puede ser el terreno común para dar respuestas comunes a estas cuestiones abiertas?
ZIZIOULAS: Para el futuro desarrollo del diálogo sobre este tema es crucial que los ortodoxos reconozcan que el primado forma parte de la esencia de la Iglesia y no es una cuestión de organización. También tendrían que aceptar que debe haber un primado a nivel universal. Por el momento es difícil, pero sería algo más sencillo si reflexionáramos más profundamente sobre la naturaleza de la Iglesia. La Iglesia no puede ser local sin ser universal y no puede ser universal si no es local.

Y en el frente católico, ¿qué es lo que puede ayudar al diálogo?
ZIZIOULAS: Los católicos deben tomar en serio la noción de plena catolicidad de la Iglesia local desarrollada por el Concilio Vaticano II, y deben aplicarla a su eclesiología. Esto significa que toda forma de primado a nivel universal debe reflejar la Iglesia local y no intervenir en la Iglesia local sin su consentimiento. Toda Iglesia local ha de tener la posibilidad de afirmar su catolicidad en relación con el primado. Por esto, repito, la regla áurea para un ejercicio correcto del primado es el Canon de los Apóstoles número 34.

¿Cómo es posible un acercamiento sobre las bases de una nueva tesis teológica?
ZIZIOULAS: El reconocimiento del primado romano dependerá de ponerse de acuerdo en que la Iglesia está formada por Iglesias locales plenamente constituidas, unidas en una única Iglesia, sin perder su plenitud eclesial. Pero esto no es ninguna nueva tesis teológica. El padre Congar creía que el primado papal, en contra de las tendencias monárquicas que predominaban en aquel periodo, había sido ejercido dentro de una eclesiología de comunión también en Occidente hasta el siglo XVI, más o menos, cuando el papado terminó por imponer la primacía monárquica en todo Occidente. Si así están las cosas, volver a esa eclesiología de comunión no es una propuesta tan irreal.

La última pregunta. Usted ha conocido al cardenal Ratzinger, ahora Benedicto XVI. ¿Qué enfoque y aportación cree que dará el nuevo Papa a estos problemas?
ZIZIOULAS: He tenido el honor y el privilegio de entrevistarme con el entonces cardenal Ratzinger a principios de los años ochenta cuando éramos miembros de la Comisión internacional para el diálogo teológico oficial entre católicos romanos e Iglesias ortodoxas. Es un gran teólogo y un experto en eclesiología tanto occidental como oriental. Como Papa puede seguramente contribuir de manera decisiva a la convergencia entre católicos romanos y ortodoxos en la comprensión del primado. En el pasado dio importantes sugerencias para la solución de este problema. Puede resultar providencial el hecho de que, en este momento crucial del debate sobre esta materia, el Papa sea él.

Sobre el autor

Blog del departamento de Teología del Istic

1 comentarios :

Anónimo dijo...

Buena entrevista a Zizoulas.

Creo que en la ventana de abajo de esta pagina se ha colado algo que no tiene mucho que ver con Zizoulas...

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